Visitante No. 
Hit Counter provided by Skylight

Missy Franklin, cuando ya no se quiere competir (ni sufrir) más

Publicado el

MISSY FRANKLIN

MISSY FRANKLIN

 

El aficionado al deporte tiende a admirar los ejemplos de longevidad. La persistencia de Valentino Rossi para ser una vez más campeón del mundo, la capacidad de Roger Federer de seguir ganando torneos de primer orden, la ambición de Gianluigi Buffon por no retirarse sin ganar una Champions, la ilusión de Pau Gasol por ayudar a España a conseguir una medalla mundial más… Pero, ¿y si más no fuera necesariamente mejor? ¿Por qué no admirar a quien en un momento dado, mucho antes de lo que marcan los códigos tradicionales, decide dejar de competir, a quien decide que ya le ha dado a su deporte lo necesario para ser feliz y que no vale la pena alargar su carrera?

El deporte de alto nivel no sólo es dinero, éxitos y fama. También es disciplina, sufrimiento y, en muchas ocasiones, un hartazgo que no siempre es fácil de digerir. A veces, lo mejor es decir "basta". La última en hacerlo ha sido Missy Franklin, cuatro oros olímpicos (todos en Londres 2012) y 11 mundiales entre 2011 y 2015. Con apenas 23 años, la nadadora estadounidense ha decidido pasar página y dejar de luchar contra los dolores en el hombro que le han martirizado durante los últimos años. "He tardado mucho, mucho tiempo en poder decir las palabras 'me retiro', pero ahora estoy preparada", decía Franklin en la misiva en la que anunció su prematura retirada"

Es mucho más sencillo asumir una retirada cuando la ves venir poco a poco que cuando te llega de golpe por una lesión. Puedes estar varios meses pensando si te operas o no, probando diferentes tratamientos, pero la realidad es que vas a quedarte fuera. Te quedas en 'shock'", analiza Patricia Ramírez, reputada psicóloga deportiva, sobre procesos como el de Franklin, siempre plagados de riesgos. Uno de ellos es no saber diferenciarse a uno mismo como persona y como deportista:

"El deportista de alto nivel puede llegar a pensar que cuando deje de tener valor como deportista, dejará de tenerlo como persona y eso puede ser muy frustrante. Que dejen de hablar de mí en la prensa, que ya no me reconozcan tanto por la calle… El día que te dejan de parar, te llama la atención. Aunque no te guste o te resulte desagradable".

 

Stoner y Rosberg.

 

El caso de Franklin trae al recuerdo dos retiradas prematuras recientes en el mundo del motor. En 2012, Casey Stoner anunció por sorpresa su adiós al motociclismo. Tenía sólo 26 años y había ganado su segundo título de MotoGP el año anterior y lideraba el mundial en el momento del anuncio. Tenía moto y, sobre todo, cualidades para poder ganar muchos más. Pero se cansó. "Llevo mucho tiempo dándole vueltas, los últimos tres o cuatro años. No es algo que haya decidido de repente. 

Hay muchas otras cosas que quiero hacer en mi vida", explicó. Diferente, aunque con idéntico resultado, fue la decisión de Nico Rosberg de retirarse de la Fórmula 1 con 31 años. Cinco días después de ganar su primer (y único) Mundial, el alemán anunció que lo dejaba: "En los 25 años que llevo compitiendo, mi sueño ha sido ser campeón del mundo de Fórmula 1.

Pese al trabajo duro que suponía, el dolor y el sacrificio, siempre ha sido mi gran objetivo. Y ahora que lo he conseguido, que he escalado mi montaña, que estoy en la cima, me siento bien". "Es muy difícil dejar algo cuando estás en el mejor momento, pero es una de las decisiones más inteligentes", reflexiona Ramírez.

Echando la vista atrás, hasta 1996, aparece el caso de Gabriela Sabatini, la mejor tenista argentina de la historia, ganadora de un Abierto de EEUU y una 'niña prodigio' que alcanzó las semifinales de Roland Garros cuando tenía 15 años. Con 26, decidió colgar la raqueta. ¿Por qué? Sencillamente, porque había dejado de disfrutar del tenis, porque ya le hacía feliz. Fue un psicólogo deportivo el que le hizo ver que, en realidad, no quería jugar más a tenis.

En el fútbol no es tan habitual encontrar casos de este tipo, pero también los hay. Iñigo Díaz de Cerio, delantero que jugó en Primera con la Real Sociedad y el Athletic, decidió colgar las botas con 30 años, pese a que tenía buenas ofertas para seguir jugando en Segunda.

"El fútbol dejó de ser una afición para convertirse simplemente en un trabajo, ya no disfrutaba de la misma manera. Me gustaba ser parte de un vestuario y jugar a fútbol, pero no todo lo que rodeaba al fútbol. Me fui dando cuenta de que ese ya no era mi sitio, era un mero trabajo en el que cada uno miraba sólo por lo suyo. Eso me ratificó, porque a mí lo que me movía era el compañerismo", explica el ex jugador donostiarra, que resalta que la ayuda de un psicólogo deportivo le ayudó a recorrer ese camino. Díaz de Cerio planeó durante mucho tiempo una retirada temprana.

Creó, junto a otros dos socios, una consultoría de recursos humanos en la que ahora trabaja. Un aspecto básico en la retirada de cualquier deportista, como señala Patricia Ramírez: "El deportista de élite tiene la ventaja de que puede reinventarse, algo que a la mayoría de profesionales no nos ocurre. Si durante el proceso en el que inicias el duelo con el deporte también inicias una nueva motivación, puede ser muy ilusionante. Si no tienes nada, si no sabes a qué te quieres dedicar, puede ser muy frustrante, puedes caer en una depresión".

Otro ejemplo futbolístico, aunque muy diferente, fue el de Álvaro Domínguez, central internacional salido de la cantera del Atlético que se retiró con hace un par de años hastiado y destrozado por las lesiones, como le ha pasado a Missy Franklin. La frase que usó para decir adiós estremece: "A nadie le gustaría ser un inválido con 27 años. Este es el precio que voy a tener que pagar".

"Es muy diferente retírate pronto por una lesión a hacerlo porque te falte motivación. Como no es lo mismo una ruptura de pareja en la que alguien te deja, a una en la que eres tú quien deja a la otra persona porque has conocido a otra. Las dos duelen, pero en una hay una motivación que te atrapa, es una decisión que tomas tú, no una obligación", apunta la psicóloga, que deja una última reflexión, que vale para el deporte y para cualquier aspecto de la vida: "La vida tiene una parte injusta que no puedes controlar y que ni siquiera vale la pensar si te la mereces o no, si es justa o no. Tienes que aprender a aceptar las cosas que en un principio no quieres, pero que no te quedan más remedio que aceptar".

 

 

SERGIO R. VIÑAS / ELMUNDOES

Noticias Relacionadas:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>

Curiosidades Deportivas
Esgrima_Jogos_Panamericanos_1_14072007
Dos curiosas anécdotas (cara y cruz) en la historia de la esgrima olímpica [...]
Estrellas del Futuro
GetAttachment.aspx
Isabella Rocha, una campeona con mucho futuro en el baile [...]
Cubanos por el Mundo
ROBIN PRENDES
Robin Prendes: con lo mejor de dos mundos a las olimpiadas de Río de Janeiro [...]
Cine Deportivo
1366_2000
'Carros de fuego' ('Chariots of Fire', 1981) [...]