BARCELONA — Leo Messi cumplió este domingo 400 partidos de Liga con el FC Barcelona y saludó la efeméride con su gol número 365, con que igualó la marca del legendario Gerd Müller en el Bayern Múnich. ¿La diferencia? La voracidad del argentino es tal que precisó 27 encuentros menos que el alemán para alcanzar esos 365 goles, como si fuera uno por día del año.
Fue, probablemente, una de las imágenes con las que se quedó Philippe Coutinho, que vivió su primera jornada en Barcelona en la tranquilidad de su hotel a la espera de recuperar el protagonismo este lunes en que será presentado oficialmente como nuevo jugador del Barça. Coutinho no asistió al Camp Nou porque el Barcelona estimó más adecuado no apartar el foco del equipo en un día de partido y siguió desde un hotel la victoria de su nuevo equipo sobre el Levante.
El hombre récord del club, sin embargo, comprobó de sopetón quien es quien en el universo azulgrana. Buen amigo de Luis Suárez desde su breve coincidencia en el Liverpool, el uruguayo, probablemente, ya le habría puesto en antecedentes: el Camp Nou es el jardín de Messi. Más aún, es el hogar del ‘10’, el templo en el que todos y cada uno de los futbolistas que visten de azulgrana le rinden deportivamente la misma pleitesía que disfruta de parte de la hinchada. Y lo comprobó en juego y números.
A Leo Messi le ocupó 12 minutos acabar con la resistencia del animoso Levante para abrir un marcador que antes del descanso amplió Suárez, quien ya dejó atrás cualquier síntoma de crisis al sumar 5 goles en los últimos 4 partidos… Pero el foco, invariablemente, se situó de principio a fin en el ‘10’.
El crack argentino fue castigado con un marcaje severo durante la primera mitad. No especialmente duro pero sí muy intenso que provocó la ira de la hinchada pero no descentró a Leo, quien volvió a casar con Jordi Alba para enseñarle a su nuevo socio la importancia que ha adquirido el lateral catalán.
Cinco asistencias de gol suma Alba esta temporada para un Messi especialmente activo durante la primera mitad y que mostró tanto sus galones como su veteranía al reservarse de carreras intrascendentes en la segunda. A Coutinho ya se lo debió explicar Suárez pero, seguro, debió tomar buena nota del peso colectivo de un equipo al que entrará con buen pie, seguro, porque era el jugador exigido por sus nuevos compañeros. Con Leo al frente, quien le saludó con una nueva marca para la historia.
Por Jordi Blanco | ESPN
