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Así se creó la generación de oro de Bélgica

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Round of 16 - Belgium vs USA

 

En el último lustro, y de una manera inopinada, los jugadores belgas han empezado a acaparar los titulares en el mundo del fútbol. Son irreverentes, dinámicos, con esa versatilidad y carácter que sólo puede conferir el mestizaje y sobre todo, son talentosos. Muy talentosos.

Los Hazard, Courtois, De Bruyne, Fellaini o Kompany amenazan hoy a la Argentina de Messi en los cuartos de final del Mundial.

¿De dónde ha salido la llamada ‘generación de Oro’ del fútbol belga?

“Hay mucho trabajo detrás en los últimos quince años”, explica Bob Broways, técnico de la Federación y uno de los padres ideológicos y ejecutivos de este equipo respondón que hoy intentará cerrar el Mundial de Messi. El germen de esta generación se encuentra a finales de los 90 y se debe a la convicción y determinación de mentes como la de Browaeys en un momento en el que el fútbol belga se encontraba inmerso en un modelo que nada tiene que ver con el actual.

“La fama de nuestro juego era la de un fútbol no muy organizado, de contraataque, físico, con sólo un par de jugadores con talento” explica Browaeys, que nos atiende justo antes de iniciar sus vacaciones.

Bélgica centró tanto sus esfuerzos en organizar la Euro de 2000 que dejó de lado el desarrollo de las categorías inferiores. “Fue la razón de que en 1999 nos juntaramos todos los entrenadores de las categorías inferiores e hiciéramos un brainstorming que respondiera a una pregunta: ¿Cómo podemos desarrollar el fútbol base?”.

En esa gran sentada, quedó claro hacia dónde se debía vehiculizar el fútbol belga. “Nosotros sabíamos que había talento. Queríamos desarrollar un modelo en el que primara la habilidad y el protagonismo en el juego. Dominar y controlar los partidos y basarnos en el juego de posición en todas las categorías. Cambiamos el 3-5-2 y adoptamos el 4-3-3 en todos los niveles de la Federación”, apunta Browaeys.

Las influencias que se amalgamaron en esta revisión conceptual fueron las de la escuela holandesa y francesa en un primer momento y más tarde la alemana y española. En 1999 se creó la escuela de entrenadores no sólo para unificar criterios dentro de la Federación, sino también para adoctrinar a los clubes. “Explicamos a todos los entrenadores y los clubes nuestra filosofía.

En los de élite, también implantamos un sistema de auditación en 2002 para evaluar la calidad de su sistema de cantera”. Todos en la misma dirección.

 

La Fábrica de Estrellas

 

Uno de los pilares del programa que la Federación Belga adoptó a finales de la década de los noventa fue el diseño y la ejecución del ‘Proyecto Topsport’, un modelo de tecnificación y búsqueda de la excelencia disgregado por todo el país para monitorizar y apoyar el crecimiento de las mayores promesas del fútbol belga entre 14 y 18 años.

El Proyecto Topsport echó a andar en 1998 y por sus escuelas han pasado jugadores como Courtois, De Bruyne, Mertens, Witsel o Defour, miembros de la ‘generación de oro’ del fútbol belga.

Desde que arrancó Topsport no ha habido ningún volantazo a la hora de trabajar, más allá de las actualizaciones que demanda el cambiante mundo del fútbol. Actualmente tiene bajo su tutela a los 303 futbolistas de más talento repartidos en ocho sedes entre Flandes y Valona. La proximidad geográfica es uno de los puntos clave del proyecto, pues la tecnificación y el desarrollo de los futbolistas en Topsport es complementario al entrenamiento que realizan en sus clubes.

“Desde 1999, los jugadores más talentosos de Bélgica tienen ocho entrenamientos por semana. Y cuanto más entrenas, mejor jugador eres”. Bajo el paraguas de la Federación, las jóvenes promesas tienen cuatro sesiones de trabajo extra a la semana en un entorno elitista, pues allí conviven con el mayor talento del país. Al final del año, son 250 horas con un objetivo: que las estrellas del futuro de Bélgica emanen el mismo fútbol.

“Fui entrenador de la Sub 15 y Sub 16 y antes de que todo este programa se pusiera en marcha, en el primer entrenamiento tenía que explicar todo, el ‘ABC’ del fútbol, cómo atacar, la organización defensiva…Todo”, recuerda Browaeys, un escenario que nada tiene que ver con el de ahora, donde los entrenadores de la Federación Belga pueden centrarse exclusivamente en el perfeccionamiento y en los detalles.

 

Detectar el talento

 

“En un país tan pequeño no puedes desperdiciar nada de talento”, resume Browaeys. A una edad de catorce años, lo que busca la Federación Belga es la habilidad, el conocimiento del juego y el talento puro. “Nos fijamos en el gran potencial, no en las grandes actuaciones”. Uno de los ejemplos que ilustra la obstinación con la que han trabajado es el caso de Dries Mertens, miembro de la selección belga que está en Brasil y jugador del Nápoles y que mide menos de 1.70 y apenas sobrepasa los 60 kilos. “Cuando tenía 16 años estaba en el banquillo de su club porque era pequeño, pero nosotros le seguíamos llevando a la selección porque no nos importa el físico de un jugador”.

A la hora de agrupar a los futbolistas talentosos en estadios prematuros del desarrollo, la Federación opta por clasificar a los jugadores en función del nivel de maduración y no de edad: maduración adelantada, promedio y tardía. Mertens, que ahora cuenta 27 años, entró en las categorías inferiores y se desarrolló como jugador mientras en su equipo calentaba banquillo. “Según el nivel de maduración tienen un trabajo específico para paliar las desventajas, pero igual que los otros grupos, compiten internacionalmente y están preparados para cuando se completan fisiológicamente”, enfatiza Browaeys.

 

Mestizaje y mentalidad

 

Como en la Francia que dominó el fútbol a finales de los 90, en esta Bélgica convergen un crisol de culturas y backgrounds multirraciales. Fellaini tiene ascendencia marroquí, Lukaku congoleña y Benteke nació en Kinsassa. Origi, una de las sensaciones de la Copa, tiene también nacionalidad keniata. “Es algo típico de Bélgica como país, donde hay mucha mezcla cultural y se hablan varios idiomas”.

Esta realidad sociocultural ha sido convertida en virtud por la Federación para crear una selección con una mentalidad compacta. “Desde pequeños fomentamos la integración. Mezclamos al que habla holandés con el que habla belga, a los de una ascendencia con otra.

Eso nos da fuerza como equipo a la hora de construir química”. Todo este proceso confluye en Brasil 2014 y en el partido del sábado por la tarde ante Argentina, la antesala de las semifinales. “Cuando hablabas con Lukaku con 16 años lo primero que te decía es que quería ser campeón del mundo”. Está a tres partidos de conseguirlo. El objetivo de la Federación Belga va incluso más allá de la Copa. “Queremos tener el mejor fútbol base de europa”, zanja Browaeys.

Por Iñaki Angulo

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