SOUTHAMPTON, Nueva York, EE.UU. Tiger Woods regresó al U.S. Open por primera vez en tres años y pocos lo notaron. No obstante, hay que considerar que llegó el domingo por la tarde. Shinnecock Hills estaba prácticamente vacío. “Una experiencia bizarra”, dijo Jordan Spieth, que jugó una ronda de nueve hoyos con él. Tal momento de quietud fue inusual para Woods en su esperado regreso luego de cuatro cirugías de espalda. Un año que inició con intriga pronto abrió paso a la histeria sobre la expectativa de su primera victoria en cerca de cinco años. Ese momento no ha llegado mientras Woods se enfila a su segundo torneo major del año.
“El golf siempre es frustrante”, señaló Woods el martes después de jugar nueve hoyos con Dustin Johnson y Bryson DeChambeau, ganadores de los últimos dos eventos de la Gira de PGA. “Siempre hay algo que no está del todo bien, y es ahí donde nosotros como jugadores tenemos que hacer ajustes. Ustedes han visto los torneos en que he competido este año. Siempre ha habido algo. Esperemos que esta sea una de esas semanas en las yo logre que todo encaje y lo compense. Ya veremos qué pasa”. Han pasado 10 años desde que Woods ganó su último U.S. Open, su 14to y último major.
Lo único que necesita para atemperar cualquier frustración es recordar el año pasado, cuando ni siquiera sabía si volvería a jugar otro U.S. Open. Se trató de un punto bajo de su carrera y su vida personal. Mientras se recuperaba de una fusión espinal _su cuarta cirugía de espalda en tres años_ fue arrestado por conducir bajo los influjos de lo que se determinó fue la combinación de dos analgésicos, el fármaco para dormir Ambien, el medicamento contra la ansiedad Xanax y el ingrediente activo de la marihuana. Ingresó a una clínica para recibir ayuda y se declaró inocente a un cargo por conducción temeraria con que evitó pisar la cárcel. Cuando se le preguntó sobre el video de su arresto y cómo ha cambiado su vida, Woods respondió: “ha mejorado”.
Woods jugó un U.S. Open por última ocasión en 2015 en Chambers Bay. Llegó tras puntuación más elevada de su carrera, una tarjeta de 85 golpes en la tercera ronda en el Memorial, y nunca se metió en la pelea en el campo construido sobre una cantera. Registró rondas de 80-76 y se había ido para el fin de semana, y poco después, estaba alejado del golf con la primera de sus cirugías de espalda. Tres años después de su último U.S. Open, cinco años de su última victoria, y cuánto han cambiado las cosas.
AP