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¿Qué esperar del 7mo juego de la Serie Mundial?

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KANSAS CITY, Missouri, EE.UU. (AP) — Por 37ma vez en la historia y segunda ocasión en cuatro años, la Serie Mundial se extiende al máximo de siete juegos. Se supone que el foco de atención debería estar puesto en los dos pitchers abridores, Tim Hudson por los Gigantes contra Jeremy Guthrie de los Reales. Pero la gran expectativa apunta a lanzadores que estarán en el bullpen.

¿Cuándo el mánager Bruce Bochy recurrirá a Madison Bumgarner, quien viene de lanzar una blanqueada de cuatro hits para los Gigantes en el quinto partido? ¿Se adelantará Ned Yost en el uso de los estelares relevistas de Kansas City? ¿Se atreverá a utilizar a James Shields, quien perdió ante Bumgarner el domingo?

"Quizás 200?", respondió con ironía el zurdo Bumgarner sobre la cantidad de pitcheos que podría tirar en una posible salida como relevista. "No importante mientras puedas sacar outs. No sé, en mi opinión se exagera con los límites de lanzamientos. Hay que aprovechar lo que funciones para sacar outs".

Shields, quien cayó derrotado en sus dos enfrentamientos previos ante Bumgarner, también se declaró listo para aportar: "''Estoy preparado para cualquier cosa que el mánager quiera".

En la Serie Mundial de los wildcards, Bumgarner es el comodín. Por trayectoria, Hudson cuenta con mejores credenciales que Guthrie y lo ideal para los Gigantes es que su derecho cubra por lo menos los primeros tres innings. Bochy tendrá que tender a alguien listo para relevar de inmediato a Hudson, ya que San Francisco simplemente no se puede dar el lujo de verse en una desventaja temprana.

Yusmeiro Petit y Tim Lincecum son las alternativas. Como sea, hay que mantener el juego cerrado, sin que se produzca otro desastre de siete carreras en contra, como ocurrió el martes en el sexto partido. Tal vez el turno clave de la noche será el segundo del zurdo Eric Hosmer, el primera base de los Reales que batea cuarto en el orden ofensivo. En teoría, con Hudson cumpliendo con sacar los primeros nueve outs, Bumgarner podría aparecer en el cuarto inning tras dos días de descanso.

El zurdo, con 47 innings y dos tercios lanzados y 41 ponches esta temporada, también estaría en condiciones para encargarse del quinto y cuidado con el sexto si está dominando a placer. Del resto, se asume, que Bochy podría empezar a maniobrar con sus zurdos Jeremy Affeldt y Javier López, con Sergio Romo y Santiago Casilla a cargo de los últimos dos innings.

Al irse arriba 7-0 la noche previa y el desempeño de siete innings en blanco de Yordano Ventura, Yost pudo darle un día adicional de descanso a Kelvin Herrera, Wade Davis y Greg Holland, el imponente tridente con el que los Reales son prácticamente indomables a partir del sexto inning. Herrera y Davis cuentan con dos días de respiro, luego que rindieron mal en el quinto juego al lanzar 24 pitcheos cada uno.

Si el libreto se cumple al pie de la letra, Guthrie alcanzaría el quinto o sexto con la ventaja. Shields podría ser empleado para acortar la posta a Herrera, quien cedería a Davis y finalmente a Holland, quien no lanza desde el tercer juego.

Pero la prematura paliza del martes también permitió a los Gigantes regular a su bullpen. Salvo Jean Machí, todos los brazos de San Francisco estarían disponibles. El efecto de la blanqueada es que López y Casilla llegan al séptimo juego con cuatro días de descanso.

En cuanto a la historia, el equipo de casa ha ganado el séptimo juego en 19 de las 36 ocasiones que se disputó. Los Piratas de Pittsburgh de 1979 fueron los últimos en ganar de visita el séptimo, y desde entonces la marca de los locales es de 9-0. Otro aspecto es que los últimos ochos equipos anfitriones que ganaron el sexto para empatar la serie también ganaron el séptimo. San Francisco fue una de esas víctimas, en 2002.

El último visitante que perdió el sexto y se recuperó en el siguiente para coronarse fueron los Rojos de Cincinnati al vencer a Boston en el Fenway Park, en 1975.

¿Extra innings? Las ediciones de 1924, 1991 y 1997 se fueron más allá del noveno y en cada una el equipo de casa ganó. Además, en 1960 y 2001, el local dejó tendido al rival con hits memorables en la baja del noveno. El jonrón de Bill Mazeroski para Pittsburgh contra los Yanquis en 1960 constituye la única vez que un séptimo partido del clásico acabó con un cuadrangular. Un sencillo de Luis González ante Mariano Rivera le dio el título a los Diamondbacks sobre los Yanquis en 2001.

En ese séptimo juego de 1975 que ganaron los Rojos, la carrera decisiva fue anotada en la alta del noveno tras un sencillo de Joe Morgan con dos outs. "Es un séptimo juego. ¿A quién no le gustaría estar en un momento así?", destacó Pablo Sandoval, el tercera base de los Gigantes.

 

 

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