Cuando lo vieron caminar a lo lejos con aire despreocupado y una seguridad a prueba de balas, un fanático levantó el brazo, señaló a lo lejos y gritó: “señores, llegó el que decían que no venía”. El que “no venía” era Yasiel Puig, uno de los tantos peloteros cubanos que el sábado regaló a cientos de fanáticos un poco de alegría al tomar parte en un juego de sóftbol en el Bucky Dent Park, en Hialeah, contra veteranos de las Grandes Ligas y la pelota cubana en general, y miembros de la prensa en el sur de la Florida que hicieron cuanto pudieron para sobrevivir la dura prueba.
Pero el regalo mayor de Puig vendría en la forma de dos cuadrangulares y un tiro desde el jardín derecho para poner out a un corredor que levantaron de sus asientos a los aficionados que también les dijeron adiós a sus ídolos, cuando restan pocas semanas para el inicio de los campos de primavera. “La gente ha sido súper cálida conmigo y ni se diga la gente de Miami, por eso cuando me hablaron de venir a jugar este sábado no lo pensé dos veces”, dijo la estrella de los Dodgers de Los Angeles, quien también fue ovacionado en su primer turno al poncharse y luego de embasarse en el segundo con la dudosa ayuda del árbitro.
“Esta ha sido una gran oportunidad para sentirme en casa. Muchos peloteros latinos van a sus países. Nosotros tenemos a los cubanos de esta zona. Así que el cariño siempre es bienvenido”. Junto a Puig, quien llegó de manera inesperada, alinearon peloteros como Alexei Ramírez, torpedero de los Medias Blancas de Chicago, pero se echaron en falta a otros estelares como Aroldis Chapman y Yoenis Céspedes.
Los veteranos y los aventurados miembros de la prensa, contaron con la presencia de Euclides Rojas, René Arocha, Pedro Luis Rodríguez y Edilberto Oropesa, entre otros.
El choque finalizó 19-6 a favor de las estrellas. Aquí el resultado era lo menos importante. Los grandes ganadores fueron los aficionados, que no dejaron de apreciar a los jugadores y vieron como sus pelotas eran firmadas y sus reclamos de fotos complacidos hasta el cansancio en un clima relajado e íntimo.
Aquí habría que hacer un aparte especial para dos ilustres figuras, una leyenda como Luis Tiant, quien lanzó la primera bola; y un joven como el nuevo miembro de los Medias Blancas, José “Pito” Abreu, quienes fueron perseguidos por la multitud y nunca dejaron de satisfacerla.
“De verdad que no me esperaba tanto cariño, porque la verdad es que todavía no he dado un batazo en las Mayores”, bromeó Abreu. “Espero no decepcionar a los aficionados y me estoy preparando para eso. La gente de Miami ha sido increíble conmigo”.
Momentos inolvidables se vivieron como cuando Abreu y Tiant se abrazaron por primera vez en un símbolo de que el béisbol cubano es uno a través de las épocas y los accidentes políticos y geográficos, o la ovación cuando la gente vio a Agustín Marquetti, el gran primera base de los Industriales.
Ni siquiera la ausencia de Antonio Muñoz por motivos que todavía no quedan muy claros empañó la jornada, pues se supo que el cienfueguero tenía todo listo para viajar, cuando a última hora dio marcha atrás a un viaje al cual se había comprometido de antemano, ya con el pasaje en su poder.
Aunque el “Gigante del Escambray” padece de una enfermedad grave, leucemia en la sangre, y se somete a un tratamiento de quimioterapia, lo cierto es que decepcionó a muchos con un video colocado el viernes en las redes sociales en el cual se autodenomina “un cubano de Fidel”, rodeado de ex peloteros y en una especie de fiesta sorpresa de cumpleaños.
“Antonio siempre ha sido así, grande en el terreno y hasta como amigo, pero en el sentido político es un oportunista”, dijo una persona que lo conoce muy bien, y que no quiso revelar su nombre. “En privado el comunismo le importa nada, pero siempre habla en público esas cosas por un poco de gasolina, alguna prebenda… en fin. Cada cual se levanta en la mañana y tiene que vivir con su imagen en el espejo”. Una vez terminado el encuentro, los estelares continuaron firmando autógrafos, dejándose fotografiar y, sobre todo querer, en esta especie de despedido del público de Miami.
“Es bueno sentirse querido por todos, pero es mejor sentirse querido por los más cercanos a uno”, apreció Tiant, un grande de todos los tiempos con los Medias Rojas de Boston. Este calor humano derrite cualquier frío. El frío de la temperatura y el frío del corazón. Miami siempre es una casa abierta para nosotros”.
Por Jorge Ebro / Nuevo Herald
