Ni Manchester United, ni Juventus, ni Real Madrid, ni Barcelona ni Bayern o Borussia. El equipo de moda en el mercado de fichajes es el Mónaco, un recién ascendido a la Ligue 1 francesa que quiere revivir los éxitos de la primera mitad de la década pasada gracias a la fortísima inversión realizada por el magnate ruso Dmitry Rybolovlev.
A sus 47 años, Rybolovlev vendió su paquete de acciones de su negocio por 6,5 millones de dólares. Su mérito no fue otro que el aprovechar los recursos de la zona de los Urales en un momento clave como la apertura económica de la Unión Soviética para desarrollar una fertilizadora, Uralkali, hasta llegar a ser conocido como el rey del potasio.
Han pasado más de dos décadas desde que creó su primera empresa y ahora ocupa el puesto 119 en la Lista Forbes de las personas más ricas del planeta, con una fortuna de más de 7000 millones de euros.
Sus grandes aficiones, el arte y el fútbol. La primera la sacia con colecciones privadas de Van Gogh o Picasso y la segunda como propietario del AS Mónaco. Hace un año y medio se hizo con las dos terceras partes del club monegasco por 100 millones de euros con el beneplácito del Príncipe Alberto.
La adquisición del Mónaco no fue un capricho para Rybolovlev, ya que ha tenido que remangarse para devolver al club a la élite del fútbol francés. A su llegada, el equipo jugaba en la segunda división gala y corría riesgo de ser descendido por problemas institucionales.
Ahora pretende, a golpe de talonario, formar un equipo que convierta al fútbol como uno de los grandes entretenimientos para los habitantes del Principado. Piezas no le faltan con las adquisiciones de James Rodríguez, Moutinho, Carvalho, la más que posible de Falcao y nombres que suenan con fuerza como el de Víctor Valdés. (yahoo)
