Este año, McLaren cumple 50 años. En el Gran Premio de Australia, sus monoplazas estaban a algo más de dos segundos del mejor tiempo, un comienzo incluso peor que el de Ferrari en 2012. Por el momento, el MP4/28 es un regalo envenenado para celebrar tan singular aniversario. “Este fin de semana ha sido uno de los más duros en toda mi vida profesional”, declaró entonces Martin Whitmarsh, el máximo responsable del equipo. Ya es fuerte escuchar algo así…
El palmarés de McLaren es extraordinario. Cuenta con ocho títulos de Constructores, doce de Pilotos y 182 victorias en 724 carreras. Pero un simple vistazo nos muestra una realidad paradójica en tan rutilantes números. Porque es uno de los tres equipos de referencia en la Fórmula 1, y cuenta con unas instalaciones, estructura y organización realmente sofisticadas. Pero, en términos reales, lleva mucho tiempo sin cumplir con las expectativas que genera a la hora de plasmar con resultados concretos semejante nobleza de sangre, últimamente venida a menos.
Su último título de Constructores se remonta a 1998. Es decir, catorce años. Desde 1999, solo ha logrado un título de pilotos, y fue in extremis, cuajado en la última curva de la última vuelta de la última carrera de 2008. Por tanto, objetivamente hablando, no puede decirse que McLaren esté triunfando en la Fórmula 1 en la última década.
De forma valiente, para 2013, sus técnicos decidieron arriesgar con el diseño de un monoplaza que permitiera un amplio recorrido técnico de evolución en el arco de una temporada. Pero parece que la tuerca se pasó de rosca en el intento de apretarla más todavía respecto al coche del pasado año. Y si escuchamos a Jenson Button, los problemas del MP4/28 no parece que puedan resolverse en dos carreras.
Lejos queda aquella sorprendente jornada de pretemporada en Jerez que dejo patidifuso al personal. Igual que entonces voló, cabe la posibilidad de que pueda hacerlo de nuevo en el futuro. Y si bien es cierto que el monoplaza británico mejoró sensiblemente en Malasia, todo apunta a una pista que enmascaraba las carencias del coche. Hace dos años, en la pretemporada, el equipo británico empezó tan mal o peor con el Mp4/26 que con el coche actual. Lograron reconducir milagrosamente el tiro, pero siempre lejos de Red Bull.Este año, parece que la cuesta es más empinada que entonces.
La cuestión es que, de no resolver dramáticamente sus problemas de forma inmediata, podría ocurrir que al llegar al Gran Premio de España ni McLaren ni sus pilotos tengan ya, objetivamente, opciones al título. Una posibilidad verdaderamente dramática, además, en un año tan especial. Porque haría cada vez más nítida esa foto que planteábamos al comienzo de esta columna.
En menos de medio año, el equipo británico ha perdido a su piloto número uno, Lewis Hamilton. A su máximo responsable técnico, Paddy Lowe. Su principal patrocinador, Vodafone, también se despide a final de año. El valor de mercado de McLaren en 2013, de mantenerse la tendencia de resultados con el Mp4/28 no será tampoco de ayuda para negociar en ventajosos términos económicos la llegada de otro patrocinador principal. Todo indica que no será hasta 2015 cuando Honda irrumpa con sus motores turbo. No puede decirse que sea esta la foto de un equipo en decadencia, pero sí la de una escuadra que pierde fuelle respecto a su pasado histórico y a la imagen que predican Dennis y Whitmarsh de McLaren.
“El historial del equipo para salir de un agujero es lo que inspira confianza en el futuro”, declaraba Martin Whitmarsh esta semana a la revista Autosport. Y esta es la diferencia. Mientras otros aspiran al título en 2013, McLaren quiere salir del hoyo. Es triste hablar así cuando se cumplen cincuenta años…
